Steven C. Hayes (1948), es profesor en el departamento de psicología de la Universidad de Nevada. Autor de 35 libros y más de 500 artículos científicos, su carrera se ha centrado en el analísis de la naturaleza del lenguaje humano y la cognición, así como su aplicación a la comprensión y el alivio del sufrimiento humano.
Su Teoría de los marcos relacionales (RFT) es la base de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), una intervención psicológica basada en la evidencia, que usa estrategias de aceptación y mindfulness junto con técnicas de compromiso y cambio comportamental, para incrementar la flexibilidad psicológica.
La ACT es una nueva modalidad de psicoterapia respaldada científicamente que forma parte de lo que ha dado en llamarse la "tercera generación de terapias conductuales y cognitivas".
ACT se fundamenta en la Teoría del marco relacional (RFT), un programa de investigación básica sobre el funcionamiento de la mente humana (Hayes, Barnes-Holmes y Roch 2001).
Esta investigación sugiere que muchas de las técnicas que utilizamos para solucionar nuestros problemas, en realidad, nos tienden trampas que aumentan nuestro sufrimiento.
Los seres humanos nos dedicamos a practicar un juego engañoso, mediante el cual la mente, esa maravillosa herramienta de control del entorno, acaba por convertirse en nuestro peor enemigo.
LA EXPERIENCIA DE STEVEN contada en primera persona...
En la década de 1980 me encantaba el punk rock. Vivía en Greensboro, Carolina del Norte y las bandas de rock viajaban de Atlanta a D.C. para dar conciertos los fines de semana.
Descargaban sus furgonetas llenas de equipos de sonido en pequeños bares, para dar actuaciones a mitad de semana. Me encantaba escuchar la furia de hombres tatuados, con el torso desnudo, rugiendo como motores de aviones y sus palabras imposibles de descifrar. No era necesario entender lo que decían. No escuchábamos la música, la sentíamos.
Ahora, a finales de mis 60 años ¿Adivina lo que tengo?
Acúfenos/tinnitus, ruidos en los oídos.
Cuando aparecieron por primera vez hace una década, comencé a usar tapones para los oídos, cerrando las puertas silenciosamente y evitando los ruidos fuertes con la esperanza de que al menos pudiera evitar daños adicionales y tal vez bajara el volumen un poco. No funcionó.
Lo que los otorrinos y audiólogos sugirieron tampoco funcionó. Allí estaba cada día mi acúfeno gritándome. Durante los siguientes años, gradualmente me volví completamente loco. ¡Cómo alguien podría aguantar este ruido constante todo el tiempo! ¡Toda la vida! ¿Me estás tomando el pelo? ¡Toda una vida!
Finalmente, una voz interior me explicó que tenía una alternativa.
“Debes acabar con tu vida”, dijo la voz. “Eso detendrá el ruido”.
“Ah, amigo”, por suerte después de una breve pausa llegó una voz más sabia, “eso es un pensamiento suicida”.
Después de años de lucha, se me ocurrió un pensamiento brillante y altamente creativo.
“Uhh, tal vez deberías aplicar el trabajo de tu vida a la resolución del problema”.
Oh! ¡Qué idiota soy! ¡Por supuesto!
Me senté y en la siguiente hora hice exactamente eso.
Aplique la Terapia de Aceptación y Compromiso y su modelo de flexibilidad psicológica. En mi
charla en
TEDx lo explico:
http://bit.ly/StevesFirstTED
A la mañana siguiente, el “problema” del tinnitus estaba casi controlado. En pocos días, la angustia y la interferencia del zumbido en mis oídos estaba en cero, donde ha permanecido todos estos años desde entonces.
Sí, todavía tengo tinnitus (se vuelve un poco más ruidoso cada año). Pero no me molesta en lo más mínimo. ¿Sabes por qué? Por qué ¡me importa un comino y ya no sufro por ello!
Por favor compréndeme: no estoy TRATANDO de no preocuparme, pensando que así el ruido desaparecerá. Esa sería una forma de seguir cuidando que no aparezca y le daría una atención que alimentaría a la bestia.
No me importa si se va o no se va. Renuncio respetuosamente a la invitación de mi mente de ver el ruido, o el no ruido, o el ruido fuerte, o el ruido suave, como significativos de una forma u otra.
¿Puedes hacer eso? ¡Seguro que puedes! No es supresión. Es la simple ausencia de atención e interés. No tienes un fin en mente. Sin metas más allá del ahora. Si suena… suena.
Por lo general, la aceptación trae una sensación más suave de todo este problema, porque hay muchas cosas que aprender dentro de emociones o sensaciones dolorosas.
La aceptación del tinnitus trae una sensación de “renunciar a preocuparse” porque no queda mucho para aprender, excepto el reconocer que todos aquellos años de exposición a un ruído infernal realmente fue algo tonto. De acuerdo. Lo capté.
Ahora hay ensayos controlados aleatorios sobre ACT para el tinnitus, existen medidas de aceptación del tinnitus y hay estudios sobre cómo se produce la aceptación.
La aceptación del ruido explica la relación de la sonoridad autoevaluada con la severidad del tinnitus, incluso después de tomar en cuenta los síntomas de ansiedad y depresión.
Genial ¿eh?
Es una lástima que haya tardado años en ocurrirme y darme cuenta, pero estoy agradecido de que finalmente haya sucedido. Estoy blogueando aquí para que se les ocurra a otros.
Hay una respuesta, y va justo en la dirección opuesta a lo que tu mente te dice que hagas.
Steven C. Hayes, Ph.D.