La historia está llena de falsos mitos y creencias, los cuales posteriormente se demostró que no eran reales. Lo mismo sucede con el acúfeno, la hiperacusia y la misofonía.
Es la llamada "ciencia heredada". Se continúa diciendo y haciendo lo mismo a lo largo de los tiempos. Se sigue mirando el problema con la misma perspectiva de quienes lo describieron.
La gente piensa "no puedo hacer nada para tratar el ruido en mis oídos, no tiene solución...", porque es lo que les dicen y lo que parece ser... o tal vez porque NO BUSCAN la solución EN EL SITIO ADECUADO.
La historia que describo es real y establece una similitud con las nuevas terapias para el tratamiento del acúfeno, la hiperacusia y la misofonía.
Demuestra cómo una visión diferente, un nuevo enfoque, un gesto pudieron revertir un problema de difícil solución y cambiar una vida.
Ana es joven, alegre, emprendedora, se lleva el mundo por delante, 25 años de pura vida, un derroche de vitalidad y optimismo que contagia a todos los que la conocen.
Sin previo aviso y de repente, la vida le cambia los planes. Sin saber cómo ni porqué, tiene que tomar la decisión de aceptar un trasplante renal o continuar viviendo “atada” a una máquina por el resto de sus días. Sus riñones ya no funcionan, no hay opciones.
Elije el riesgo de vivir una vida plena, aunque ello significara transitar un duro camino, pero estaba convencida que era lo correcto y valdría la pena.
Se realiza el trasplante, algo no sale bien y es necesario hacer una nefrostomía (drenar la orina a una bolsa en el abdomen), la cual sería definitiva. Los médicos le informan que no se puede hacer nada más y esa es la solución final.
Ponte en su piel, tan solo 25 años y tener que resignarse a vivir de esa manera.
Decide luchar y busca otras opiniones.
Como resultado conoce un médico quien le hace una propuesta arriesgada, cuyo éxito no es seguro, pero que podría revertir su situación. Acepta y se somete a una nueva cirugía.
Pasadas tres horas de arduo trabajo, el plan no funciona y no hay más salida que dejar la nefrostomía.
Es en ese momento cuando su ayudante le dice “espera, algo más se debe poder hacer, tiene solo 25 años, se merece algo mejor”.
Imagina la situación. Momentos muy tensos. Se pasaron una hora pensando y buscando alternativas. Finalmente idean un nuevo plan y lo ejecutan.
Todo sale perfecto. Desde entonces Ana lleva una vida normal, dejando para siempre aquella bolsa que tanto le acomplejaba y angustiaba.
Cuando otros dijeron que ya no se podía hacer nada más, ellos exprimieron todo su conocimiento y experiencia en pos del bienestar y la felicidad de su paciente.
Lo mismo ocurre con el acúfeno, la hiperacusia y la misofonía. Te dirán que no se puede hacer nada, que no tiene solución, pero si cambias el enfoque y la visión que tienes del problema, descubrirás un mundo nuevo lleno de posibilidades que te llevarán a resolver la situación.
