A quien hayas consultado y te plantee un tratamiento, esta es probablemente la SEGUNDA pregunta más importante que debes hacerle antes de tomar una decisión y seguir adelante.
Aunque te confieso, hay otra pregunta más importante...
Enseguida te cuento cuál es, antes quiero que conozcas el caso que marcó mi camino.
Eva fue una de las primeras pacientes que traté aplicando el método terapéutico MERAKI.
Tenía 37 años en aquel momento y padecía de ruidos en los oídos (acúfenos/tinnitus) e hipersensibilidad al sonido (hiperacusia) desde hacía dos años.
Tímida, cabeza baja, no miraba directamente a los ojos, se sentía acomplejada e insegura, siempre preocupada y con una situación personal muy complicada.
Cada día la misma historia. Un ruido molesto y constante "machacaba" su cabeza.
Ansiedad, angustia y frustración al intentar distintos tratamientos que no le aportaron nada.
Había recorrido uno y más médicos, hospitales públicos y clínicas privadas, pero nadie le daba una solución.
Consultas de cortesía, 10-15 minutos y la misma decepción siempre “no tiene solución, poco a poco te acostumbraras”…
Había perdido toda esperanza, se sentía agotada, cansada, frustrada.
Dormía muy mal, estaba nerviosa, irritable, todo le alteraba. Le habían diagnosticado depresión y tomaba medicación para el insomnio y la ansiedad. El estrés le superaba. Mal con su pareja, con su familia y en su trabajo.
Desazón al escuchar de unos y otros “esto no tiene cura, no hay arreglo, hazte amiga del ruido y convive con él”. Fácil decirlo, difícil conseguirlo.
¿Seguramente te resuena todo esto? ¿Me equivoco? Estoy convencido de que no.
Sin embargo y a pesar de todo nunca bajó los brazos, no cesaba en su afán por resolver su situación y es así como encuentra una alternativa.
Una más piensa con escepticismo y desconfianza, pero no tiene nada que perder y acepta el reto, descubriendo una forma diferente de enfocar y tratar su problema.
Así fue como conocí a Eva y realizamos nuestra primera consulta.
Al finalizar la sesión y haber evaluado en profundidad su caso, le comenté que mi programa de tratamiento encajaba perfectamente con ella y que podía ayudarle a solucionar el problema.
Aceptó y comenzamos a trabajar juntos.
Pasó un mes y Eva ya era otra mujer, se encontraba muchísimo mejor.
Al cabo de 90 días realizamos nuestra última sesión y nos despedimos. Estaba muy contenta con los resultados conseguidos y realmente no era para menos.
Había recuperado el control de su vida y ya no tomaba medicación. El estrés, la angustia, la ansiedad y la frustración habían desaparecido.
Había experimentado un proceso de transformación personal tal, que le permitía volver a ser la persona que siempre había sido, segura, tranquila, cabeza alta, mirada directa a los ojos…
y en ese momento antes de marcharse me entregó una pequeña caja diciendo: “esto es para usted, en agradecimiento por todo lo que ha hecho por mí”.
Le dije que no era necesario, que solo había hecho mi trabajo y que para mí había sido un placer poder ayudarla. Intenté convencerla, insistí, pero no hubo manera.
En la caja había una pluma Montblanc… Durante nuestras charlas en más de una ocasión había salido el tema de las plumas y cuánto me gustaban.
Conozco de plumas y sabía que está era una pieza muy especial, una edición limitada cara y exclusiva.
Eva ya había pagado su tratamiento, no me debía nada... nunca ningún paciente había tenido un gesto así conmigo.
Comprendí que ayudar a quienes sufren es mucho más que hacer una corrección de salud. Cada vez que usaba aquella pluma, sentía que podía cambiar la vida de las personas... y me acordaba de Eva.
De alguna manera, Eva también cambió mi vida con todo lo que me aportó a través de las sesiones que compartimos juntos y con su gesto.
En ese momento supe que debía profundizar aún más en el tratamiento de los "ruidos" del oído. Sabía que podía ayudar a otras personas a superar este problema.
“Los sonidos del silencio” llamaron a mi puerta y les deje entrar.
Hace ya 5 años de aquel día y todavía me acuerdo de Eva.
Al momento de la última revisión (Diciembre 2022), he tratado a 393 personas con una tasa de éxito del 87%
Te aseguro que son cifras poco comunes y pese a que aproximadamente 7 millones de personas en España están afectadas por estos síntomas, es muy difícil encontrar expertos en temas tan específicos como el acúfeno, la hiperacusia y la misofonía.
Volviendo al comienzo. Saber cuántos pacientes ha tratado un otorrino, aunque relevante, es un dato que no aporta toda la información que necesitas para tomar una decisión en cuanto a que tratamiento seguir.
Por ello la pregunta más importante que le tienes que formular a quien vaya a tratarte es esta: